Envenenamiento por pesticidas organoclorados

Los insecticidas organoclorados pueden ingresar al cuerpo desde el tracto respiratorio, el tracto digestivo y la piel, y se excretan principalmente por los riñones. También se puede excretar una pequeña cantidad en las heces y la leche. Debido a que es una sustancia liposoluble, tiene una afinidad especial por los tejidos ricos en grasa y puede acumularse en los tejidos adiposos. El mecanismo de envenenamiento de esta clase de pesticidas generalmente se considera la reacción en cadena de la decloración cuando las moléculas de cloro orgánico (hidrocarburos clorados) ingresan a la circulación sanguínea e interactúan con los átomos activos de oxígeno en la matriz, lo que resulta en compuestos oxigenados inestables, que se descomponen lentamente. Se forma un nuevo centro de activación, que afecta fuertemente los tejidos circundantes y causa serios cambios patológicos.

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